¿Qué tal amigos de Radiocensura? Soy Jon Moondog y los saludo con el gusto de siempre a pesar de la demora en la publicación de una nueva reseña cinéfila. A veces las ocupaciones de este cotorreo llamado ‘vida adulta’ dejan apenas el tiempo suficiente para dormir.
Pero aquí estamos de vuelta justo en el día del cumpleaños de este divertido y gran portal que es RADIOCENSURA y esta vez quiero compartir con ustedes una reseña desde su humilde sección de “Porque no siempre alcanza para el cine”.
El día de hoy les comparto mi opinión sobre una película que no tuve la oportunidad de ver en el cine y que acabo de hacerlo en formato casero. Me refiero a “Un monstruo viene a verme” del español Juan Antonio Bayona.
Comencemos haciendo una aclaración: no soy especialmente un adepto y mucho menos conocedor del género comúnmente conocido como ‘drama’. De hecho no suelo ver mucho este tipo de películas, no porque las aborrezca sino porque siempre encuentro alguna otra que pienso de inicio me puede gustar más.
Debo confesar que esta película me ha hecho reconsiderar mis decisiones al elegir ver un filme y dar en un futuro oportunidad a aquellos que salen de lo que tradicionalmente veo.
Una de las características que no me agrada mucho de una película, es que el director crea que los espectadores somos tontos y pretenda vendernos sensaciones fáciles, entre ellos la lágrima y el nudo en la garganta; maravillosamente “Un monstruo viene a verme” no lo hace y por lo contrario nos crea una historia en la que el mismo desarrollo nos va dando la fuerza y el entendimiento para lo que nos espera al final y que desde los primeros minutos suponemos.
La historia de un niño y su madre enferma de un cáncer terminal podría ser una lacrimógena cualquiera si no fuera por la diametral fantasía que el director le impregna y traduce a través de la fraternal figura de un Monstruo inmenso tan duro como amable que viene a ser el ‘Virgilio’ (léase la Divina Comedia) de un niño y los retos que tiene que enfrentar derivados de su explosiva personalidad, la separación de sus padres, una abuela incomprendida y el bullying escolar.
En el apartado técnico simple y sencillamente es sobresaliente. La forma de dar lecciones a manera de fábula animada solo hizo que me arrepintiera de no haberla visto en el cine.
Al final, tiene una manera tan sutil y delicada de llevarnos por el drama consciente y racional, que quizá cuando transcurran los últimos 7 u 8 minutos de la película se darán cuenta de que sienten un vacío en el estómago, un nudo en la garganta o que están llorando; y lo más importante es que cada una de esas sensaciones estuvieron muy bien vendidas y muy bien compradas.
La película puede tener un efecto muy especial para todos aquellos que hemos vivido la pérdida de un ser querido en el marco de un proceso (enfermedad) que poco a poco hace más débil la luz de la vela.
Muy recomendable.
8.5/10
NOTA: La película está inspirada en el libro homónimo de Patrick Ness.
NOTA 2: ¡MUCHAS FELICIDADES RADIOCENSURA! ¡QUÉ VENGAN MÁS PROYECTOS Y MUCHA BUENA ONDA!
