¿Qué tal amigos de Radiocensura? En esta ocasión les traigo una muy breve reseña de una serie que me recomendaron ver.
Efectivamente como lo comentó en el párrafo anterior, en diversas ocasiones y por diversos medios escuché las recomendaciones de distintas personas que me sugerían ver una serie que se estrenó en Netflix la semana pasada. Para no hacer el preámbulo tan largo, me refiero a “13 reasons why”, o como dirían los clásicos, en el idioma de Cervantes: ’Por trece razones’.
Siempre he pensado que Netflix poco a poco se ha consolidado como el monstruo dominante del mercado de servicios de cine en streaming, pero poniendo atención a una característica que ha hecho que imperios televisivos o de entretenimiento en diversos países hayan caído como Roma frente a los turcos otomanos, dicha característica es la de acostarse a dormir en los laureles del éxito una vez que han alcanzado la cúspide, pensando que no hay nada más allá.
No, Netflix lejos de sentarse a descansar y disfrutar el éxito ha direccionado esfuerzos por superar lo que ofrecen, dotando de más calidad a su contenido e incluso convirtiéndose ellos mismos en la casa productora del material que pretenden distribuir.
En ese sentido, nos hemos topado con diversas producciones que van dirigidas a todos los gustos, desde dramas hasta acción y terror. En lo personal debo reconocer que cada uno de los productos que he visto ha cumplido con la labor de ‘engancharme’ desde los primeros o segundos capítulos. ’13 reasons why’ no falló con esta encomienda.
Sin conocer mucho de la serie más que las recomendaciones rápidas de diferentes medios comencé a verla y desde el primer capítulo supe que estaba viendo algo diferente e interesante a pesar de notarse a primera vista con una serie ‘teen’.
Saber que esa voz en ‘off’ que aparentemente se dirige a ti es de una persona muerta es la primera de las sorpresas que el camino te depara y que te hacen sentir bien de estar viendo un trabajo que pretende ser diferente.
Para quien haya escuchado hablar un poco de esta serie, no es desconocido que el eje argumental de la misma se centra en la temática del acoso estudiantil (bullying) y las repercusiones que este tiene sobre los jóvenes en la actualidad. No abordaré este tema desde esta columna porque un análisis del mismo es propio de otros espacios y solo me limitaré a mencionar que a pesar de la lejanía en distancias geográficas, las problemáticas de la serie se perciben muy cercanas con lo que lamentablemente escuchamos con más frecuencia en medios y espacios noticiosos.
La serie cumple muy bien con el desarrollo de los personajes que permite que podamos identificarnos de forma parcial o total con varios de ellos para poder comprender muchas de sus motivaciones. A pesar de ello, existen pasajes en los que las acciones de varios de los protagonistas pueden rayar en lo absurdo provocando cierta molestia por la falta de visión para solucionar varios de los problemas que se les presentan.
El drama que los protagonistas le impregnan a algunos de sus problemas llega a ser por momentos molesto pues uno pensaría que podrían hacer más al respecto y que caen en la necedad, pero se puede justificar entendiendo que son adolescentes. Eso mismo pasa con las motivaciones de muchos de ellos en la serie, llegan a perder fuerza porque se basan en tonterías.
Pasando por alto esto, la historia ofrece momentos muy buenos en los que el misterio se vuelve otro protagonista que nos hace plantearnos teorías sobre lo que pudiese estar sucediendo.
La serie tiene 13 capítulos; desde mi perspectiva personal considero que comienza bien para ir subiendo de nivel hasta el quinto o sexto capítulo que es dónde se vuelve un tanto floja o lineal. A pesar de ello en la recta final con los últimos tres capítulos se recupera muy bien para engancharnos de vuelta para darnos un final que si bien puede ser simplista para muchos, considero que es correcto y que logra algo muy importante: cerrarle la puerta a una segunda temporada.
La serie por si sola con su única temporada es buena, muy buena quizá para algunas edades. Pero más allá de lo gráfica que pueda resultar en determinadas escenas, cumple con una de las misiones de cierto tipo de entretenimiento, es decir, brindar un mensaje que debe ser tomado no solo por adolescentes, sino por niños, adultos, hombres, mujeres, religiosos, ateos, etc.: ‘el acoso no es un juego y de él derivan muchos más actos (depresión, violación, homicidio, violencia de género, drogadicción) que repercuten y calan hondo en una sociedad’.
En términos generales la serie es recomendable. Pareciera que camina por tonalidades, pues con el paso de los capítulos se vuelve más oscura y un tanto perturbadora, para finalizar con un escenario que transportado a la vida real nos invita a reflexionar que todos podemos tomar partido para decidir si la luz vuelve o nos hacemos ciegos bajo la sombra.
https://www.youtube.com/watch?v=cTAAvB4s7v4
Lo bueno:
1) El manejo de la temática.
2) El empleo de flashbacks.
3) La música.
4) Algunas escenas un tanto fuertes pero justificadas.
5) El mensaje.
Lo malo:
1) Varias escenas con drama innecesario.
2) La falta de credibilidad en ciertas situaciones y motivaciones de los personajes.
3) A la mitad de la serie se vuelve lineal.
Calificación: 7/10
NOTA: La serie está basada en una novela homónima de Jay Asher y la productora ejecutiva de la serie es la cantante Selena Gómez que emprendió este proyecto a partir de los problemas de depresión que ha sufrido derivado de su actual enfermedad.