No soy muy fan del tipo de cine en el que las bestias gigantes son las protagonistas. Esto no significa que no me gusten, sin embargo he de declarar que no soy tan conocedor como otros amigos frikis que tengo, pero me defiendo.
Esta semana acudí a ver “Kong: Skull Island”.
‘El Rey’ Kong quizá sea una de las imágenes mentales que viven y vivirán de manera indefinida en eso que algunos escritores nombran como ‘conciencia colectiva’. Y es que es un personaje que ha rebasado barreras generacionales. Hagan el ejercicio, si tienen la fortuna de tener a sus abuelos o bisabuelos pregúntenles si conocen a King Kong y después realicen la misma pregunta a su hermanito, sobrinito o al miembro más joven de su familia.
¿Cuál fue el resultado?
Así es como podemos darnos cuenta que dejar pasar por alto la película del gigantesco gorila nacido hace casi 84 años es una tarea un poco difícil.
En lo personal, y a pesar de las múltiples apariciones que King Kong ha tenido en la historia cinematográfica, para ver esta yo partí de la imagen que me dejó la película de Peter Jackson del año 2005 (sí, ese drama de 3 horas con intermitencias de acción y de romance que sirvió de homenaje a la cinta original).
Definitivamente el espectáculo es distinto. ‘Kong: Skull Island’ es una película de acción y aventuras donde el principal antagonista puede ser la misma naturaleza o el hombre según el minuto en el que nos encontremos.
Los primeros 30 minutos de la película son un poco tediosos, debo confesar que más de una vez me distraje o simplemente no me llamaron la atención, pues considero que una película de esta naturaleza no debería preocuparse por brindarnos un preámbulo muy elaborado, no lo necesita. ¡Queremos ver a un gorila gigante darse en la madre con más monstruos y no las motivaciones de un grupo de personas para justificar su tesis de existencia de vida anormal! ¡Carajo!
Pero bueno, las cosas cambian cuando por fin los exploradores se encuentran con nuestro primate amigo a bordo de sus helicópteros. A partir de ahí el espectáculo ya no se detiene y estamos en presencia de una isla donde lo que menos imaginas te va a querer comer.
La aparición de bestias gigantes es magnífica. El audio de las escenas de la isla es tremendo y en general los efectos especiales de las batallas que estos monstruos (incluyo al humano) libran son sensacionales. La música del soundtrack es la propia de casi todas las películas que tratan el tema de la Guerra de Vietnam. Neta, ahora que lo pienso por un momento sentí que estaba viendo “Apocalipsis ahora” de Coppola.
En su contra puedo decir que ninguno de los personajes cuenta con un carisma que nos haga sentir que los recordaremos por siempre y me atrevo a decir que en esa pelea hasta el mismo Kong sale perdiendo; y es que pensar que el personaje de Samuel L. Jackson resulta más recordable que el propio gorila gigante es ya por sí mismo algo que da qué pensar.
En algunas ocasiones de la película el CGI se nota muy pasado de moda, pocas veces pero notorio. Finalmente hay unas escenas de la película que en lo personal me resultaron desconcertantes por lo raro que pueden ser en función del contexto general y de que la persona de por medio no sale para nada herida (vean bien la última y espectacular batalla).
En general ‘Kong: Skull Island’ está para entretener y cumple muy bien, tiene sus detalles técnicos y argumentales pero ¿qué importa? ¡Queremos ver pelea y destrucción!
CALIFICACIÓN: 7/10
NOTA: Quédense a ver la escena post créditos, sucede algo que si gustan por el cine del género los hará gritar como en el meme de Ned Flanders. Vienen muy buenos tiempos para este estilo de películas.